Quizás no sea el camino adecuado, quizás se cometan errores. Alcanzar la felicidad a través de los sueños y transmitírsela a todos aquellos que quieran creer, como yo, en las hadas.
No hay nada malo en dejar aflorar esos sentimientos de inocencia y de ilusiones, sin importar cual sea la edad de la persona en cuestión o la extrañeza que semejante comportamiento pueda producir en otros individuos. Resulta necesario escaparse de la realidad por medio de la fantasía, construir ciertas quimeras que nos protejan de los rigores del día a día.
Aunque cuando las cosas se ponen difíciles se deja Nunca Jamás y se vuelve al mundo en que habitamos y llamamos presente. Ser un hombre adulto que sabe lo que hacer y lo hace. Que sufre y ama como cualquier otro. Sé, estoy convencido, que es posible ser adulto y niño a la vez. Que para eso sólo hay que tener conciencia y valentía, para atreverse a ser como muchos quieren y no se animan.
Nunca Jamás es un lugar maravilloso. Tan sólo hay que creer para conocerlo, creer que existe. No obstante, y como es lógico, no todo el mundo está preparado para entender esta forma de ver el mundo. Pero la labor del cocodrilo y su tic-tac se acercan un paso más cada día. Y el tiempo, nos acaba dando caza a todos.
Gira en la segunda estrella a la derecha, volando hasta el amanecer. Encontrarás Nunca Jamás.
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