Me gustaría encontrar la tarta que más me gusta. Una tarta tan deliciosa que, por decirlo de alguna manera, se me derrita la boca solo con verla, con olerla, con saborearla. Una tarta que me diga: cómeme. Hay una tarta muy rica que he probado y hasta he pensado que quizás sea esa la tarta que busco. Pero muchas veces me ha decepcionado. Y cuando una tarta decepciona, también duele. Hace poco descubrí otra tarta que tiene muy buena pinta. Pero aún no la he probado. Está ahí, en el escaparate, esperando a que la coja y le dé un buen mordisco. Y podría haberlo hecho, pero me olvide de pasar por la pastelería, porque pensé que la primera tarta me iba a gustar más. Así que, aunque la primera tarta estaba muy rica, tengo que tacharla de mi lista, porque sé que no es la que más me gusta. Y probar la tarta que he descubierto hace poco, ya que puede ser esa la definitiva. La tarta más sabrosa de todas las tartas. Mi tarta preferida.
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