Este es el precioso paisaje que podemos contemplar en la costa vizcaína. Caminando por este sendero sentimos la naturaleza al 100%. Nos asombramos de aquellos paraísos escondidos por los distintos rincones del planeta y añoramos visitarlos cuando aparecen en la televisión; pero luego no nos damos cuanta de que a dos pasos de nuestro hogar se encuentra uno de esos rincones paradisíaco. Sin lugar a dudas, un placer para nuestros ojos.
Verde y azul. Tierra y agua. Monte y mar. Escuchar el movimiento de la hierba al ser zarandeada por el viento, las olas rompiendo en el acantilado o el vuelo de los pájaros en busca de comida es un placer para nuestro oído. Oler la hierba fresca del prado, el conjunto de distintas plantas silvestres o el salitre que desprende la brisa del mar, un placer para nuestro olfato.
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